Historia
En 1913, el colegio que dirigían las madres guadalupanas en la Ciudad de México, el cual se ubicaba en la Colonia Tacuba, se vio en medio de una terrible epidemia de escarlatina que amenazaba contagiar a maestras, alumnas y religiosas.
La madre María Luisa Manjarrez, que laboraba ahí y era originaria de Tenancingo, se encomendó fervorosamente a la Virgen de los Dolores, la cual se venera en el Templo del Calvario (hoy Catedral de Tenancingo), prometiéndole que si con su intercesión libraban la enfermedad, ella fundaría en Tenancingo un Colegio Guadalupano. El milagro se consumó. La Escuela no fue tocada por aquel mal tan contagioso, que cobró la vida de cientos de personas en la Ciudad de México.
Después de algunos contratiempos, al fin la madre Manjarrez pudo regresar a Tenancingo en el año 1916. De inmediato se puso en contacto con el señor Cura Don Lucio Pérez, quien la respaldó con entusiasmo y les proporcionó un pizarrón grande, mesas y bancas, primer mobiliario con que contó este colegio.
Pero en ese mismo año, las tropas carrancistas ocupan la ciudad de Tenancingo y utilizan el templo del calvario como caballeriza. La señora Leonor Ayala viuda de Álvarez había cedido una de sus casas para el Colegio Guadalupano; dicha casa estaba en la esquina de Moctezuma y Aldama. La madre María Luisa Manjarrez valientemente se puso en contacto con el jefe de los carrancistas para pedirle que respetara el templo del Calvario y les entregó su casa-escuela para que la utilizaran.

Al año siguiente, fue doña Isabel Izquierdo viuda de Millán quien cedió su casa ubicada en la esquina de Guadalupe Victoria y Madero para que ahí iniciaran sus labores educativas. La escuela abrió sus puertas con el nombre de “Colegio del Espíritu Santo”. Ahí estuvo solamente un año, pues en 1918 una epidemia de influenza azotó a Tenancingo y obliga a las madres guadalupanas a regresar a la ciudad de México.
En 1919 vuelven a Tenancingo y se entrevistan con el Señor Cura don Matías Galguera que, como ellas, deseaba fervientemente la educación de niños y jóvenes tenancinguenses. El Señor Pbro. redactó un oficio dirigido a la reverenda madre Antonia Maylen que en aquel entonces era la superiora General de la congregación de Hijas de María Inmaculada de Guadalupe, formulando atenta súplica para la fundación del Colegio.
Ese mismo año de 1919, la reverenda Madre Antonia Maylen, vino a Tenancingo y resolvió que la escuela debía tener casa propia y contar con espacio suficiente para tener aulas, casa para las religiosas y quizá a futuro un internado para las alumnas que así lo requirieran a fin de fomentar las vocaciones religiosas.
El señor Licenciado Don Ignacio Manjarrez padre de la reverenda hermana María Luisa, percatándose del entusiasmo de su hija y de la tenacidad con que actuaba, decidió darle la herencia que le correspondía y que fue de veinticinco mil pesos, con ello adquirió casa y terreno ubicado en la calle de Moctezuma y Pablo González Casanova (antes la Calzada) donde hasta ahora se encuentra.
Poco tiempo estuvo la madre Manjarrez al frente de este colegio, ya que fue llamada por la madre Maylen a la ciudad de México, quedando al frente como superiora la reverenda madre Jovita Lara quien supo ganarse el cariño y estimación de los tenancinguenses en sus muchos años de trabajo.
Fue en el mes de diciembre de 1920 cuando inicio labores oficialmente ya con el nombre de “Colegio Guadalupano” recibiendo oficialmente el reconocimiento de la Dirección General de Educación Pública en el año de 1924, como colegio particular incorporado, dando confianza a los padres de familia de la validez de estudios.
Cuando el padre Don Juan Estrada era el párroco en Tenancingo, entabló conversaciones con el ingeniero alemán Henkel para que el templo parroquial contara con servicio eléctrico, trayéndolo de la planta generadora de San Simonito. El mismo párroco en ese año de 1924 reforzó la petición que las religiosas habían hecho en Toluca al ingeniero Henkel y una vez que el servicio eléctrico se suministró a la parroquia de inmediato se procedió a instalarlo al Colegio Guadalupano.

En el periodo presidencial de Adolfo López Mateos, el comandante del cuarto regimiento de caballería con sede en Tenancingo era el general Juan Arévalo Gardoqui, cuyas hijas eran alumnas del Colegio Guadalupano y año con año durante la ceremonia de clausura del año escolar, el general Arévalo Gardoqui, personalmente era quien procedía al abanderamiento de la escolta entrante, los clarines de la banda de guerra formada por elementos del ejército daban el toque de Bandera y el Himno Nacional , cabe señalar que el general llegó a ser Secretario de la Defensa Nacional.
Pero también la adversidad las ha puesto a prueba en su entereza al ver su edificio seriamente dañado por tres ocasiones por movimientos telúricos en 1951, 1957 y 1985 (además de otros de menor intensidad).
Desde aquellas 25 alumnas con las que se inició el “Colegio Guadalupano”, por él han pasado muchas y muy ilustres personas para beneficiarse con la educación que aquí se ha impartido.
El Instituto Tenancingo A.C. al paso de los años se ha convertido en un referente educativo en el municipio, en los cuatro niveles educativos que ofrece: Preescolar, Primaria, Secundaria y Preparatoria incorporada a la UAEM.